viernes, 3 de junio de 2011

La experiencia mística

"En la embriaguez del éxtasis nos encaramamos sobre el carruaje de los vientos"
(El Rig-Veda, X)

Tres textos de personas que describen en sus palabras lo que yo llamo, "experiencia mística". Me parecen todas muy interesantes, cada una una interpretación personal de una "experiencia alternativa de realidad". Basta decir que me identifico más con la de Bataille; sin embargo, entiendo perfectamente las palabras de Santa Teresa y las de Terence McKenna, por dificil que pueda parecer.

Foto: Detalle de Éxtasis de Santa Teresa (Bernini)

"Estando una noche tan mala, que quería excusarme de tener oración, tomé un rosario por ocuparme vocalmente, procurando no recoger el entendimiento (...). Estuve así bien poco, y me vino un arrobamiento de espíritu con tanto ímpetu, que no hubo poder resistir. Me parecía estar metida en el cielo, y las primeras personas que allá vi, fue a mi padre y a madre, y tan grandes las cosas en tan breve espacio (...), que yo quedé bien fuera de mí, pareciéndome muy demasiada merced. (...) Andando más el tiempo me ha acaecido, y acaece esto algunas veces: íbame el Señor mostrando más grandes secretos (...). Era tanto, que lo menos bastaba para quedar espantada, y muy aprovechada el alma, para estimar y tener en poco todas las cosas de la vida. Quisiera yo poder dar a entender algo de lo menos que entendía, y pensando como puede ser, hallo que es imposible; porque en solo la diferencia que hay de esta luz que vemos, a la que allá se representa, siendo todo luz, no hay comparación (...). En fin, no alcanza la imaginación por muy sutil que sea, a pintar ni trazar ninguna cosa de las que el Señor me daba a entender, con un deleite tan soberano, que no se puede decir; porque todos los sentidos gozan en tan alto grado y suavidad, que ello no se puede encarecer, y así es mejor no decir más. Había una vez estado casi más de una hora, mostrándome el Señor cosas admirables, que no me parece se quitaba de junto a mí. (...) Después quisiera mi alma estar siempre allí, y no tornar a vivir, porque fue grande el desprecio que me quedó de todo lo de acá: parecíame basura, y veo yo cuán bajamente nos ocupamos los que nos detenemos en ello. Me quedó también poco miedo a la muerte(...) ahora paréceme facilícima cosa para quien sirve a Dios, porque en un momento se ve el alma libre de esta cárcel."
(Santa Teresa, Libro de su vida, 1563)

***
"Hay un sentimiento que se apodera de tu cuerpo, entre el arrobamiento y la anestesia. Pareciera que alguien ha vaciado el aire de la habitación, porque todos los colores brillan visiblemente, como si se hubiese eliminado un filtro. Y hay un sonido, como si un envoltorio de plástico o de celofán estuviese siendo arrugado. (...) Y entonces lo que sucede es (como Mircea Eliade expresó en una hermosa frase) "una completa ruptura con el plano mundano". Es como si te atropellaran, sólo que el automóvil venía del hiperespacio. Y entonces hay un sonido creciente, como un "hmmMMMMM!!!", y entonces, si has tomado suficiente D.M.T., algo pasa, [¡clap!], algo para lo cual no hay palabras. Una membrana se rasga, y uno es propulsado hacia este "lugar". Y el lenguaje no puede describirlo con precisión. (...) Llegas a este lugar, está iluminado, una luz que no puedes localizar. Pero lo que es asombroso e inmediatamente fascinante es que en este lugar hay entidades(...), que aparentemente están en una actividad lingüística de algún tipo para la cual nosotros no tenemos palabras, una especie de lenguaje visual. (...) Cuando llegas es como si te saludaran. (...) Llegas a este espacio, los gnomos te dicen Hoo-Ray! (...)
Y la gente pregunta: ¿Es peligroso el DMT? (...) Sí, es tremendamente peligroso; el peligro es la posibilidad de la muerte por asombro, y uno debe prepararse para eso porque es un asombro muy grande. Asombro parece ser la emoción que inunda y arranca todo lo demás, (...) porque es como si estuvieras allí y dijeras: "¡Dios!, ¡Debo estar muerto!", y mientras tanto, estas cosas te están diciendo: "No cedas el paso al asombro, controla tu sorpresa", y entonces ellos proceden a cantar objetos hacia la existencia, maravillosos objetos, (...) algo como de otra dimensión, como algo cayendo de la mente de Dios - estos objetos no son de este universo, y aún así, los estás viendo, y es tanta la maravilla que debes de luchar, y te dices "¡No!, no mires eso, mira lejos", porque es tan maravilloso que está hundiendo mi objetividad y destruyendo mi habilidad de funcionar en este espacio."
(Terence McKenna - Time and Mind, 1990)


Video: Shpongle - A New Way To Say Hooray! (Terence McKenna)"

***
"(...) Este mundo se le da al hombre como un enigma a resolver. Toda mi vida -sus momentos extraños, desordenados no menos que mis pesadas meditaciones- se me ha pasado en resolver el enigma. (...) Habiendo entrado en regiones insospechadas, vi lo que ningún ojo vio jamás. Nada más embriagador: la risa y la razón, el horror y la luz siendo al fin penetrables, no había nada que yo no supiera, que no fuera accesible a mi fiebre. Como una maravillosa insensata, la muerte abría o cerraba sin cesar las puertas de lo posible. En este dédalo, yo podía perderme a voluntad, entregarme al arrobo, pero podía a voluntad discernir las vías, habilitar al decurso intelectual un paso preciso. (...) el movimiento del pensamiento se perdía por entero, pero por entero se reencontraba, en un punto donde ríe el unánime gentío. (...) Lo que me desquició los nervios fue haber acabado la tarea: ¡mi ignorancia se refería a puntos insignificantes! ya no había enigmas que resolver.' ¡Todo se derrumbaba! Me desperté ante un enigma nuevo y éste supe en seguida que era insoluble: este enigma llegaba a ser tan amargo, me dejó en una impotencia tan abrumadora que lo experimenté como Dios, si existe, lo experimentaría.
Entiendo por experiencia interior lo que habitualmente se llama experiencia mística: los estados de éxtasis, de arrobamiento, cuando menos de emoción meditada. Pero pienso menos en la experiencia confesional, a la que ha habido que atenerse hasta ahora, que en una experiencia desnuda, libre de ligaduras, incluso de origen, con cualquier confesión. Por esta razón no me gusta la palabra místico. (...) La experiencia interior responde a la necesidad en la que me encuentro -y conmigo, la existencia humana- de ponerlo todo en tela de juicio sin reposo admisible. Esta necesidad funcionaba pese a las creencias religiosas; pero tiene consecuencias tanto más completas cuando no se tienen tales creencias. Las presuposiciones dogmáticas han dado límites indebidos a la experiencia: el que sabe ya, no puede ir más allá de un horizonte conocido. He querido que la experiencia condujese a donde ella misma llevase, no llevarla a algún fin dado de antemano. Y adelanto que no lleva a ningún puerto (sino a un lugar de perdición, de sinsentido). He querido que el no-saber fuese su principio. (...)
La experiencia es la puesta en cuestión (puesta a prueba), en la fiebre y la angustia, de lo que un hombre sabe por el hecho de existir. Aunque en esta fiebre haya algún tipo de aprehensión, no puede decir: «He visto esto, lo que he visto es tal»; no puede decir: «He visto a Dios, el absoluto o el fondo de los mundos»; no puede más que decir: «Lo que he visto escapa al entendimiento», y Dios, el absoluto, el fondo de los mundos, no son nada si no son categorías del entendimiento."
(
Georges Bataille - La experiencia interior 1943)

2 comentarios:

  1. Es como soñar despierto, ke loco ^^

    y cada quien en su mundo, un saludo ebersito! ♥

    ResponderEliminar
  2. Es más bonito.. y te enseña más, creo.

    ResponderEliminar

gruñir