Ya bastante instruído, el hombre de los cuarenta escudos, y hecho un caudalejo, se casó con una bonita muchacha que tenía 100 escudos de renta; en breve embarazó a su mujer, por lo que fué a ver a su geómetra, y a preguntarle si el recién nacido sería chico o chica. Respondióle el geómetra que eso lo suelen saber las comadronas y las criadas; pero que no estaban tan adelantados como ellas los astrónomos que predicen los eclipses.Luego le preguntó si su hijo o hija tenía ya un alma, a lo que contestó el geómetra que no entendía de eso, y que lo consultase con un teólogo. El hombre de los cuarenta escudos, que era ya hombre de 140, quiso enterarse también en qué sitio estaba su hijo. "En una bolsita", le dijo su amigo, "entre la vejiga y el intestino recto".-¡Jesús me valga! – exclamó-: ¿El alma inmortal de mi hijo ha nacido y vive entre la orina y otra cosa peor?.-Sí, mi querido vecino, y el alma de un cardenal no tuvo tampoco alojamiento más aseado. A pesar de eso se las echan luego de personas superiores a todos. (...)”
(Voltaire - El hombre de los cuarenta escudos (1768); inicios del capítulo VII)
Imagen: Pedro Luis Raota
De los grandes voltaire, creo que es de los pocos que se puede decir que el mundo sería completamente diferente si él no hubiese existido.
ResponderEliminarQué buen directo a la cara de la institución religiosa, pero es que materia de cagantinas, nadie se excluye de cagar, pues caga el Papa, también. UN abrazo, parcero. Carlos. Qué bueno rescatar la ironía volteriana.
ResponderEliminarQue alcance, todos convivimos con la mierda, interna, externa, directa e indirectamente.
ResponderEliminarSi, la crítica de Voltaire es muy buena, esa clase de humor irónico y sarcástico que ya le hacía falta al mundo.
ResponderEliminarSalud!
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ResponderEliminarTu blog es maravilloso, como una bocanada de aire fresco en el agobio que representa la cotidianidad gris de estos días. Besos. Místika del Mal te sigue http://mistikadelmal.net
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