Video: Almodovar y McNamara - Satanasa
// ...y entonces el lobo sopló y sopló hasta que la casa de ladrillos derribó. //
que nos lleve a todos el diablo
y sus colmillos machaquen nuestros cuentos de niño
y sus cuernos de toro
y su sonrisa macabra
y su falo hinchado
nos harán esclavos de todo,
y la oscuridad reinará por los siglos,
gracias al ángel hermoso y a su corazonsote de fuego
que nuestras almas amargas arderán en grandes calderas
en una bella tortura infinita,
y de todos modos moriremos sonriendo
como si fuésemos payasos pintarrajeados de azúcar
derritiéndose y aventando sus moronas como estrellas borrachas,
trapecistas del cielo que odian al sol y a sus destellos,
con polvo de luna en las narices, como lobos feroces ondeados
y drogados de blanco, con media cara dormida,
que nos lleve a todos el diablo
y que nuestros cuerpos gocen del fuego,
aunque nos desprecien los sabios y los cuerdos nos macheteen sus desgracias,
aunque mil colibríes muertos nos caigan del cielo, será dios el asesino,
y su paraíso un laboratorio de tortura con nubes.
( y yo sólo soy una calavera embarrada con carne en un
temblor descalabrado a la muerte... )
estoy envenenado de vida pero me desintoxico en segundos,
y el pulso es la celebración ingenua a la vida,
tartamudeándose hasta la náusea como un taladro rojizo,
un corazón demoniaco que se percusiona obsesivo como si creyera vencer a lo eterno,
insensato artefacto defectuoso,
traicionera jaula de las almas:
y sus colmillos machaquen nuestros cuentos de niño
y sus cuernos de toro
y su sonrisa macabra
y su falo hinchado
nos harán esclavos de todo,
y la oscuridad reinará por los siglos,
gracias al ángel hermoso y a su corazonsote de fuego
que nuestras almas amargas arderán en grandes calderas
en una bella tortura infinita,
y de todos modos moriremos sonriendo
como si fuésemos payasos pintarrajeados de azúcar
derritiéndose y aventando sus moronas como estrellas borrachas,
trapecistas del cielo que odian al sol y a sus destellos,
con polvo de luna en las narices, como lobos feroces ondeados
y drogados de blanco, con media cara dormida,
que nos lleve a todos el diablo
y que nuestros cuerpos gocen del fuego,
aunque nos desprecien los sabios y los cuerdos nos macheteen sus desgracias,
aunque mil colibríes muertos nos caigan del cielo, será dios el asesino,
y su paraíso un laboratorio de tortura con nubes.
( y yo sólo soy una calavera embarrada con carne en un
temblor descalabrado a la muerte... )
estoy envenenado de vida pero me desintoxico en segundos,
y el pulso es la celebración ingenua a la vida,
tartamudeándose hasta la náusea como un taladro rojizo,
un corazón demoniaco que se percusiona obsesivo como si creyera vencer a lo eterno,
insensato artefacto defectuoso,
traicionera jaula de las almas:
Me atrapa la irreverencia, la iconoclastia, derribando mitos,apurando sin temor la muerte, quizás en la burbuja de un buen licor o hembra hecha de sexo cangarejero o con chupadera. Ariba la copa y una mujer de piernas recias, mientras nos burlamos de las solemnidades, y de esos políticos que se suben al poder a mamarse la plata del Estado.Viva la irreverencia. Mi quito el sombrero ante su poema. Me atrapa.Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarYo a veces aullo porque el minutero se lleva a la vida
ResponderEliminarGracias por leer y comentar estas manchitas sobre el cristal.
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