miércoles, 9 de noviembre de 2011

El fin del mundo


Yo siempre he pensado que la cultura es poesía... será por eso que estudié sociología. Para mí, la sociología -y los estudios culturales en general- no son otra cosa sino una poética que nos enseña sobre las diversas formas de expresar lo humano. Les dejo un bellísimo extracto que abunda sobre las ideas del fin del mundo en los indígenas de América del Sur, de un ensayo escrito por Susana Cipolleti, publicado en el libro de Mircea Eliade llamado "Historia de las creencias y de las ideas religiosas". Espero les guste y encuentren su lado poético.

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Extracto del capítulo de Susana Cipolleti
en "Mircea Eliade - Historia de las creencias y de las ideas religiosas"
(Pags. 352-354)


Imagen - Pablo Amaringo, visiones de Ayahuasca

Las tradiciones tacanas (Bolivia) aluden a una combinación de cataclismos cósmicos: antes del mundo presente existió otro que pereció víctima de una gigantesca inundación*1; al mundo en que ahora vivimos le llegará también su fin, por el agua o el fuego. Según otra tradición, el fin del mundo vendrá al dar la tierra media vuelta, de suerte que lo que ahora es el mundo inferior ocupará el lugar de la tierra habitada por los hombres.
Para los tacanos no se acaban aquí las amenazas cósmicas, y ello por culpa de un perezoso cuyos excrementos podrían ir agujereando la tierra al caer sobre ella, hasta llegar a abrirla; las aguas que entonces brotarán impetuosamente de sus entrañas la inundarán y destruirán del todo. También un jaguar mítico, que ayuda a sostener la tierra, podría ser la causa del fin del mundo si llega a cansarse y morir.
De tales ejemplos se deduce que, a diferencia de lo que sucede en nuestras religiones, el fin del mundo no se vincula aquí a ningún concepto de culpa o pecado. Todas esas ideas acerca de cataclismos cósmicos tan difundidas entre los indios de sudamérica implican más bien una renovación del universo que se considera necesaria.
A esta necesidad de renovación obedece, incluso en las culturas que ignoran el concepto del fin del mundo, la celebración de ciertos ritos destinados a fortalecer y perfeccionar el mundo presente *2.
Por importante que haya sido la idea del fin del mundo en las distintas sociedades amerindias, en ningún caso ha tenido consecuencias tan graves como las que sacaron diversos grupos de tupíes-guaraníes. En efecto, la creencia en un próximo cataclismo universal los llevó a emprender una serie de emigraciones -tan amplias espacial como temporalmente- que desde el punto de vista del historiador de las religiones constituyen un fenómeno único en el nuevo mundo.
(...)
El punto central de las concepciones religiosas de los apapocuvás-guaraníes es la creación del mundo por el dios Ñanderuvusú. Cuando el mundo no existía, tomó el dios una cruz de madera, la colocó mirando al este, se subió encima y comenzó a formar la Tierra. Si llegara a retirársele ese soporte, la tierra se desmoronaría.
(...)
En las migraciones de que hablábamos desempeñaron un importantísimo papel los médicos tradicionales o chamanes, al profetizar la inmanencia del fin del mundo. Para sustraerse de la catástrofe que se avecinaba, había que ponerse en camino hacia la Tierra sin mal, es decir, el <<paraíso>> donde no existían ni las enfermedades ni la muerte. Ese lugar se buscó unas veces en el interior de Brasil y otras allende el océano, imposible de atravesar. Ayunos y danzas forman parte de las prácticas de los guaraníes destinadas a volverlos <<ligeros>> para poder así alcanzar la Tierra anhelada. La causa del fin del mundo será ante todo, según los chamanes, la fatiga del mundo mismo que, ya envejecido, deseará descansar.

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notas al pie:
*1 Hissink/Hahn 1961,37. Muchos relatos sobre los primeros tiempos del uiverso actual comienzan por la fórmula << Cuando la tierra todavía era blanda... >>.
*2 Según los tatuyos (Colombia), el cosmos se encuentra en un permanente proceso de debilitación. Todo va perdiendo su fuerza y en especial van perdiendo claridad los pensamientos de los chamanes. El chamán acaba así por no <<ver>> ya bien. De ahí que los tatuyos celebren fiestas periódicas que tienen por objeto renovar el mundo. Por medio de un alucinógeno (la especie de liana denominada Banisteriopsis sp.), los varones se ven transportados al tiempo y lugar de los orígenes (Bidou 1977,54s)

Imagen - Pablo Amaringo, visiones de Ayahuasca


4 comentarios:

  1. Muy bueno el texto. Es agradable leer una creencia que pone al "fin del mundo" como fenómeno natural, como suceso de vida y renovación.

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  2. Órales. Su idea del fin del mundo suena más interesante que el de la religión judeo-cristiana. Está bueno.

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  3. También el uso de enteógenos en sus comuniones sagradas me parece algo digno de admirarse, aunque luego el cristianismo las tildara de satánicas. Antonio Escohotado (por el momento no tengo la fuente) menciona una anécdota de los conquistadores al llegar a México y enseñarles la comunión cristiana... los indígenas la recibieron y todo, esperando que ocurriera ALGO... al día siguiente los indígenas fueron con los religiosos y les dijeron... "Hey, sus sustancias de comunión no sirven, pero no se preocupen, que estas que tenemos aquí sí que sirven...", claro, lo que los indígenas les llevaron fueron hongos, ololiuhqui, sinicuichi y demás sustancias que de verdad sirven.

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  4. Carlos Augusto pereyra Martínez25.11.11

    NO lo digo yo...por si no me creen...también los estudiosos de la literatura: el mito fue poesía para explicar el mundo y el orfigen de los humanos, que es la vida, y la vida es poesía. UN abrazo. carlos

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