Según los yakutos, los demonios llevan al futuro chamán a los infiernos y le encierran durante tres años en una casa. Allí recibe su iniciación: los espíritus le cortan la cabeza, que ponen a un lado, pues el novicio ha de asistir a su propio despedazamiento, y lo cortan en trozos menudos, que son distribuidos inmediatamente entre los espíritus de las diversas enfermedades. Tal es la condición indispensable para que el futuro chamán obtenga el poder de curar. Los huesos son recubiertos luego de carne fresca y en algunos casos se le infunde además una sangre nueva. Otros chamanes cuentan que durante su enfermedad iniciática los antepasados chamanes los atraviesan con flechas, les cortan las carnes y les arrancan los huesos para limpiarlos, y si no les abren el vientre, devoran sus carnes y beben su sangre o les cuecen el cuerpo y les forjan la cabeza sobre un yunque. Durante ese tiempo yacen inconscientes, casi inanimados, de tres a nueve días, en la yurta o en un lugar solitario. Parece que algunos dejan incluso de respirar y han estado a punto de ser enterrados. Resucitan finalmente, pero con un cuerpo enteramente renovado y con el don de actuar como chamanes.
(Mircea Eliade - Historia de las creencias y las ideas religiosas. Tomo III pags 33-34)
Imagen: Alex Grey
Eso de la cultura es toda una poesía.
ResponderEliminarPor eso entré a sociología, siento que es como una poética de las culturas.
ResponderEliminarVaya sacrificio para ser Chamán, según el texto que traes a colación. Me quedó de peatón de la vida. Muy buen texto de Mircea. Realmente de antología los autores que pones en el blog. Un abrazo, parce. Carlos
ResponderEliminarHay quienes creen que ese "despedazamiento" tiene que ver con la disolución del yo, que ocurre en estados alterados de consciencia como con el de los hongos. Frecuentemente los chamanes consumen algún enteógeno para navegar en el éxtasis.
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