sábado, 26 de noviembre de 2011

Blas de Otero

Bueno, les dejo unas cuantas de mis poesías favoritas de Blas de Otero (España, 1916 - 1979). Los poemas, excepto el último, los tomé de su recopilación de 1962, "Hacia la inmensa mayoría". Disfruten.

Imagen: Blas de Otero

IGUAL QUE VOSOTROS

Desesperadamente busco y busco

un algo, qué sé yo qué, misterioso,
capaz de comprender esta agonía
que me hiela, no sé con qué, los ojos.

Desesperadamente, despertando

sombras que yacen, muertos que conozco,
simas de sueño, busco y busco un algo,
qué sé yo dónde, si supieseis cómo.

A veces me figuro que ya siento,
qué sé yo qué, que lo alzo ya y lo toco,
que tiene corazón y que está vivo,

no sé en qué sangre o red, como un pez rojo.

Desesperadamente, le retengo,
cierro el puño, apretando al aire sólo...
Desesperadamente, sigo y sigo
buscando, sin saber por qué, en lo hondo.

He levantado piedras frías, faldas

tibias, rosas, azules, de otros tonos,

y allí no había más que sombra y miedo,

no sé de qué, y un hueco silencioso.

Alcé la frente al cielo: lo miré
y me quedé, ¡por qué oh Dios!, dudoso:

dudando entre quién sabe, si supiera

qué sé yo qué, de nada ya y de todo.

Desesperadamente, esa es la cosa.

Cada vez más sin causa y más absorto
qué sé yo en qué, sin qué, oh Dios, buscando

lo mismo, igual, oh hombres, que vosotros.

**

HOMBRE

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando

a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.


Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo

oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.


Alzo la mano, y tú me la cercenas.

Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.

Ser —y no ser— eternos, fugitivos.

¡Ángel con grandes alas de cadenas!

**


VIVO Y MORTAL

Sé que hay estrellas, luminosos mares
de fuego,inhabitados paraísos,
cadenas de planetas,cielos lisos,
montañas que se yerguen como altares.

Sé que el mundo, la Tierra que yo piso,
tiene vida, la misma que me hace.
Pero sé que se muere si se nace,
y se nace ,¿por qué? , ¿por quién que quiso?

Nadie quiso nacer. Ni nadie quiere
morir .¿Por qué matar lo que prefiere
vivir?¿Por qué nacer lo que se ignora?

Solo está el hombre. El mundo, inmenso, gira.
Sobre su gozne virginal, suspira
lo que ,vivo y mortal, el hombre llora.


**


LÁSTIMA

Me haces daño, Señor. Quita tu mano
de encima. Déjame con mi vacío,
déjame. Para abismo, con el mío
tengo bastante. Oh, Dios, si eres humano,

compadécete ya, quita esa mano
de encima. No me sirve. Me da frío
y miedo. Si eres Dios, yo soy tan mío
como tú. Y a soberbio, yo te gano.

Déjame. ¡Si pudiese yo matarte,
como haces tú, como haces tú! Nos coges
con las dos manos, nos ahogas. Matas

no se sabe por qué. Quiero cortarte
las manos. Esas manos que son trojes
del hambre, y de los hombres que arrebatas.


**

A LA INMENSA MAYORÍA

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.
Blas de Otero


**

ECCE HOMO

En calidad de huérfano nonato,
y en condición de eterno pordiosero,
aquí me tienes, Dios. Soy Blas de Otero,
que algunos llaman el mendigo ingrato.

Grima me da vivir, pasar el rato,
tanto valdría hacerme prisionero
de un sueño. Si es que vivo porque muero,
¿a qué viene ser hombre o garabato?

Escucha cómo estoy, Dios de las ruinas.
Hecho un cristo, gritando en el vacío,
arrancando, con rabia, las espinas.

¡Piedad para este hombre abierto en frío!
¡Retira, oh Tú, tus manos asembrinas.
¡No sé quién eres tú siendo Dios mío!

***

Imagen: William Hogarth - Tiempo fumando una pintura


4 comentarios:

  1. Carlos Augusto Pereyra Martínez26.11.11

    Observo en estos poemas, la búsqueda de una certidumbre, que cae en el vacío...la no se justifica la existencia menos el morir, así resulte un tantgo paradojal. MUy buen poeta..no se detiene en naderías, Blas de Otero. UN abrazo. carlos

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  2. Qué bueno Blas de Otero, sin duda, uno de los grandes en lengua española.

    Un saludo

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  3. Hedwig27.11.11

    Diosmio. Es muy bueno, lo veía en las influencias de Ángela Figuera.

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  4. Sì, yo asì lo conocì, por las referencias en la poesìa de Àngela Figuera.
    Desde que los leì -a Blas y Àngela- se convirtieron en mis poetas favoritos.

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